jueves, 29 de diciembre de 2016
Basset Hound Amigurumi
Me encantan los perros. son mis mas grandes amigos!
Hachiko, un perro de raza Akita inu nacido en 1923 en la ciudad japonesa de Odate. Sin embargo, menos de un año más tarde su dueño, un profesor de agricultura llamado Hidesamuro Ueno, lo llevaría hasta Tokio. Allí Hachiko se acostumbraría a su vida cosmopolita yendo todas las noches hasta la estación de trenes Shibuya para recibir a su dueño cuando éste llegaba del trabajo. Por desgracia Ueno fallece en 1925 y nunca es llevado nuevamente a su casa, por lo que Hachiko queda abandonado en las calles. No obstante, durante 11 años volvería fielmente todas las noches a la estación de trenes, exactamente a la hora en la que arribaba el tren que solía tomar Ueno. Una vez frenado el tren Hachiko buscaba a su amo cuidadosamente entre la multitud y luego se retiraba.
Al cabo de unos años un antiguo alumno de Ueno, que se encontraba realizando un censo de akitas, se enteraría de la historia, y publicaría varias notas con la historia del perro fiel. Una de estas notas aparecería en el más importante periódico de Tokio. Gracias a esto Hachiko ganaría fama a nivel nacional y varias historias y poemas se escribirían alrededor de él. Sin embargo, más importante aún, Hachiko salvaría a su raza ya que solo quedaban 30 akitas puros en todo el Japón, y a partir de ese momento la demanda hizo que se preservaran cuidadosamente. Hoy en día la población de Akitas supera los miles. Hachiko es además recordado con una estatua en la estación de Shibuya.
Este es mi precioso basset houd de lacoleccion Ildilko que tanto me gusta!
Como no amar a nuestros fieles amigos:
Hachiko, un perro de raza Akita inu nacido en 1923 en la ciudad japonesa de Odate. Sin embargo, menos de un año más tarde su dueño, un profesor de agricultura llamado Hidesamuro Ueno, lo llevaría hasta Tokio. Allí Hachiko se acostumbraría a su vida cosmopolita yendo todas las noches hasta la estación de trenes Shibuya para recibir a su dueño cuando éste llegaba del trabajo. Por desgracia Ueno fallece en 1925 y nunca es llevado nuevamente a su casa, por lo que Hachiko queda abandonado en las calles. No obstante, durante 11 años volvería fielmente todas las noches a la estación de trenes, exactamente a la hora en la que arribaba el tren que solía tomar Ueno. Una vez frenado el tren Hachiko buscaba a su amo cuidadosamente entre la multitud y luego se retiraba.
Al cabo de unos años un antiguo alumno de Ueno, que se encontraba realizando un censo de akitas, se enteraría de la historia, y publicaría varias notas con la historia del perro fiel. Una de estas notas aparecería en el más importante periódico de Tokio. Gracias a esto Hachiko ganaría fama a nivel nacional y varias historias y poemas se escribirían alrededor de él. Sin embargo, más importante aún, Hachiko salvaría a su raza ya que solo quedaban 30 akitas puros en todo el Japón, y a partir de ese momento la demanda hizo que se preservaran cuidadosamente. Hoy en día la población de Akitas supera los miles. Hachiko es además recordado con una estatua en la estación de Shibuya.
Mi Granja Amigumi
Esta es mi pequeña muestra de la granja de Zoogurumi, es una mezcla de salvaje y domestico.
Algún día tendré toda la colección para nuevamente reunirla...
Algún día tendré toda la colección para nuevamente reunirla...
LA GRANJA FELIZ
La vida en las granjas está rodeada de naturaleza, frutos de la tierra y animales. Pero no es una vida fácil, hay mucho que trabajar. Los granjeros deben levantarse al alba y trabajar muy duro para cuidar de los sembradíos y de los animales.
Es una rutina de toda granja, el ordeñar las vacas, recoger los huevos y alimentar a los animales. Pero una tarea menos agradable es la de faenar a los animales que se crían para el consumo. Esto puede resultarnos un tanto atemorizante y no es para menos. Es una tarea muy triste la de ser el verdugo de los animales que has criado desde pequeños y no tiene por qué ser así.
Pues resulta que nuestra historia trata de una granja diferente, una granja vegetariana. ¿No saben qué es eso? Pues les voy a explicar. Esta era una granja en la cual se criaban animales para obtener de ellos su leche y huevos, nada más. Y no era como uno de esos enormes criaderos, donde las gallinas viven aplastadas unas sobre otras en jaulones apestosos. Tampoco como esos tambos donde las vacas están encerradas en un nicho del que no se pueden mover, mientras los terneros braman desesperados porque no pueden acercárseles y las mantienen todo el día produciendo leche.
En nuestra granja, los animales paseaban libres por los jardines y prados, podían comer cuando lo necesitaban y encontraban el agua en pequeños piletones que se habían dispuesto para ellos. Por las noches o cuando hacía mucho frío, se refugiaban en graneros enormes bien aseados y confortables. Los granjeros ni siquiera tenían que conducirlos, pues ellos conocían la rutina y lo hacían solitos.
Los animales vivían felices en aquella granja donde eran tratados con cariño y respeto y sabían que no corrían riesgo de que se los comieran, pues los granjeros eran vegetarianos.
Tan hermosa era esta granja, que los vecinos comenzaron a imitar su ejemplo y pronto se formó una comunidad de granjas vegetarianas. Los granjeros colaboraban entre sí para la producción de los alimentos y comenzaron a prosperar y vender sus productos en los mercados.
Esto atrajo a algunos curiosos que pidieron visitar la granja y quedaron tan encantados, que se lo comentaron a otros y así se corrió el rumor por todo el país. Las granjas debieron crear alojamientos para los visitantes y en poco tiempo, se habían convertido en uno de los sitios más interesantes para quienes buscan descansar en un lugar natural y respetuoso de la ecología.
Lo que comenzó como una pequeña granja terminó convertido en un pueblo grande formado por varias granjas asociadas, que lograron una muy buena ganancia, sin hacer daño a otros seres vivos ni al planeta. Y así, mis amigos culmina la historia de la granja feliz, una granja vegetariana.
Autora: Andrea Sorchantes.
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